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La secuenciación  del cromosoma Y revela un “castillo de cristal” genómico

Extracto del artículo original de http://www.hhmi.org/news/page5-esp.html 


19 de junio de 2003

 

Figura 1  X a la izquierda e Y a la derecha (aprox. 10.000 X)  Usada con autorización de http://www.nature.com/
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Se determinó que el cromosoma Y  contiene genes que afectan la fertilidad masculina, extensas regiones especulares de ADN y varios genes funcionales y vestigiales.
Lo más importante es que los nuevos estudios han descubierto un mecanismo asombroso que utiliza el cromosoma Y para mantener su funcionalidad. Parece que el Y protege su integridad genética al intercambiar copias múltiples del mismo gen dentro de su propia estructura.

Los investigadores publicaron sus resultados en dos artículos del número del 19 de junio de 2003, de la revista Nature. David C. Page colaboró con colegas del Instituto Whitehead, de la Facultad de Medicina de la Universidad Washington y del Centro Médico Académico en Amsterdam. (Para ver una animación que resalta algunos de los descubrimientos claves del trabajo, por favor haga clic aquí.)

El Y es único entre los cromosomas ya que tiene largas porciones especulares, o “palindrómicas”, no encontrándose palíndromos de esta escala y grado de precisión en ningún lugar del genoma,  el Y es literalmente una "casa de espejos"  (de los viejos parques de diversiones....).

Palíndrome: Son secuencias de DNA de doble hebra del tipo repetidas invertidas. La lectura en la secuencia de bases es igual de derecha a izquierda, como de izquierda a derecha (Capicua...). Ejemplo: 

                                                              5' ATGGCGCCAT 3'
                                                              3' TACCGCGGTA 5'           


La secuencia final revela que el cromosoma Y es un mosaico de dos tipos de secuencias genómicas: secuencias eucromáticas, que representan genes activos, y secuencias heterocromáticas, que no son funcionales.
Las secuencias eucromáticas funcionales incluyen tres clases:

  • X degenerada (aprox. 20%): Las secuencias de X degeneradas son reliquias de una época antigua cuando los cromosomas X e Y evolucionaron por primera vez a partir de un cromosoma común o autosomal. Los genes dentro de estas secuencias -que se asemejan a genes en el cromosoma X- muestran evidencias del decaimiento constante debido a mutaciones, y muchas de estas secuencias no son funcionales (como si fueran partes de un cromosoma X descompuesto...).

  • X transpuesta( aprox. 10–15%): son genes que fueron intercambiados conjuntamente a partir del cromosoma X, hace aproximadamente entre tres y cuatro millones de años, después de que los antepasados de los seres humanos y de los chimpancés divergieran en líneas separadas. Hay pocos genes funcionales en esta región

  •  amplicónica (aprox. 65-70%): son las que existen dentro de segmentos palíndromos múltiples y repetidos

 

A pesar de que los genes X degenerados tienden a ser expresados a lo largo del cuerpo en muchos tejidos y tipos de células distintos, la expresión de los genes de las secuencias amplicónicas está muy restringida a los testículos, parece que en realidad sólo se expresan en las células espermatogénicas y, probablemente, tengan una función extremadamente importante en la generación del esperma. Diversos estudios demuestran que las mutaciones en el cromosoma Y son las causas genéticas conocidas más comunes de infertilidad masculina.
Quizás el descubrimiento más importante que surge de la secuenciación del cromosoma Y,  es la forma en la que los genes amplicónicos evitan la degradación que resulta de las mutaciones. A diferencia de los dos cromosomas X de las hembras, el cromosoma Y no tiene un compañero con quien intercambiar genes durante la división celular para reemplazar a los genes que han sufrido mutaciones deletéreas.

Imágenes obtenidas de Y-Map Animation http://www.hhmi.org/news/page5a.html 


Muchos de los genes en el Y, y virtualmente todos los genes amplicónicos, se encuentran en pares. Y por eso, los pares de genes en el Y se pueden intercambiar, no con los genes de otro cromosoma, sino con un compañero en el palíndromo idéntico correspondiente. La conversión genética Y-Y es el descubrimiento más importante del trabajo de Page y col. Por otra parte la misma recombinación interna es la base de las aberraciones cromosómicas que llevan a la infertilidad masculina.
Para confirmar que los genes amplicónicos en los palíndromos del cromosoma Y se han estado recombinando a través del tiempo, Page y sus colegas también realizaron un análisis comparativo de las secuencias de esas regiones de los cromosomas Y de seres humanos y de chimpancés. Según lo publicado en  Nature, esa comparación reveló que, en efecto, tal recombinación existe en ambas especies.
Los médicos clínicos ya están utilizando los datos de la secuenciación del cromosoma Y para comprender los orígenes genéticos de la infertilidad masculina. Los datos genómicos ayudarán a comprender el síndrome de Turner, uno de los trastornos cromosómicos más comunes en las mujeres. El trastorno se presenta debido a la carencia de un cromosoma sexual, y el gen ausente podría ser un gen X degenerado o su contraparte en el cromosoma X.

Sabemos que existen muchas enfermedades para las cuales los hombres o las mujeres presentan un riesgo más alto, se ha asumido convencionalmente que estas diferencias en la susceptibilidad a enfermedades reflejan la acción de las hormonas sexuales, y no la acción de los cromosomas sexuales directamente, pero esa asunción se determinó cuando se pensaba que el Y no tenía ningún gen.
En algún momento, los investigadores creían que durante el desarrollo de las hembras, todos los genes de un cromosoma X se inactivaban, dejando sólo un suplemento completo de genes en el otro cromosoma X. Y puesto que el Y supuestamente no tenía ningún otro gen a excepción de los genes relacionados reproductivamente, los hombres y las mujeres eran supuestamente equivalentes genéticamente.
Pero ahora sabemos que hay muchos genes en el X que escapan a la inactivación, así que están presentes en dos copias en las hembras y en una copia en los machos. De este modo, quizás debamos repensar las funciones de los segundos cromosomas sexuales en estas diferencias frecuentemente dramáticas que existen entre la susceptibilidad a las enfermedades de los hombres y las mujeres.

 

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