Curso de Microbiología
General
de Enrique Iáñez
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ACCION DE LOS AGENTES
FISICOS SOBRE LAS BACTERIAS (II)
ÍNDICE:
1. EFECTO DE LAS RADIACIONES SOBRE LAS BACTERIAS
2. EFECTOS DE LAS ONDAS SONORAS
3. EFECTOS DE LA PRESIÓN HIDROSTÁTICA
3. EFECTOS DE LA PRESIÓN OSMÓTICA
4. EFECTOS DEL pH

BARRA DE EXPLORACIÓN: Microbiología General
1. EFECTO DE LAS RADIACIONES SOBRE LAS BACTERIAS
1.1. CONCEPTOS GENERALES SOBRE RADIACIONES Y BIOMOLÉCULAS
Se puede definir la
radiación como la propagación de energía por el espacio. Los principales tipos de
radiaciones que pueden tener efectos sobre los seres vivos son:
radiación
electromagnética |
l (longitudes de onda, en nm) |
Radiación
infrarroja (IR) |
800-106 |
Radiación
visible |
380-800 |
Ultravioleta
(UV) |
13,6-380 |
Rayos X |
0.14-13.6 |
Rayos g |
0.001-0.14 |
Rayos
cósmicos |
< 0.001 |
La radiación particulada, con carga y masa consiste en:
- rayos a
(núcleos de He)
- rayos ß (electrones)
Como se recordará, la radiación electromagnética presenta un doble aspecto:
ondulatorio y cuántico (=paquetes discretos de energía, cuantos o quanta).
Cuando una molécula absorbe la energía de un cuanto de radiación electromagnética,
se pueden producir una serie de cambios en los niveles energéticos de algunos de sus
átomos.
La energía de un cuanto (E) está inversamente relacionada con su longitud de onda (l , en nm), según la ecuación de Planck:
E = h·c/l
siendo h= constante de Planck (6.62·10-27 erg·seg-1) y c=
velocidad de la luz (2.99·1017 nm·seg-1)
Teniendo en cuenta los valores de las constantes y la equivalencia 1 eV=1.59·10-12
erg, la ecuación de Planck se puede expresar como:
E = 1240/l (en eV)
Sustituyendo l por sus valores concretos correspondientes a
distintos tipos de radiaciones electromagnéticas, se calculan fácilmente los respectivos
rangos de energía:
rayos X: 9000-91 eV
luz UV: 91-3.3 eV
visible: 3.3-1.5 eV
Fuentes de radiaciones:
Las fuentes naturales nos llegan desde el espacio: radiaciones de la luz solar
(visible + UV) y los rayos cósmicos. Sin embargo, la capa de ozono de la alta atmósfera
sirve de pantalla, evitando que lleguen a la biosfera las longitudes de onda del
ultravioleta de menos de 190 nm, que son las más energéticas.
Los UV generados artificialmente son apantallados por material de vidrio.
Los rayos cósmicos tampoco llegan a la superficie terrestre.
Las principales fuentes artificiales de radiaciones (aparte de las visibles) son:
- máquinas de rayos X;
- radioisótopos (como el
Co-60);
- reactores nucleares;
- aceleradores de partículas.

1.2. CLASES DE EFECTOS DE LAS RADIACIONES
El número de cuantos absorbidos por un sistema biológico es proporcional al producto
de: duración de la radiació por la intensidad de la radiación y por el
coeficiente de absorción del material.
Los efectos derivados de la absorción de esa radiación dependen de:
- la energía de la radiación
absorbida;
- la naturaleza del material.
Hagamos un tratamiento del tema en función de que la radiación provoque o no
ionizaciones en el material, lo cual depende de la energía de los cuantos:
1) Si la energía es E>10 eV, hablamos de radiaciones ionizantes: son los
rayos X y los rayos g .
El fotón de gran energía incide sobre el átomo, provocando la expulsión de un
electrón de gran energía (fotoelectrón), y quedando el átomo en forma ionizada
(cargado positivamente). El electrón expulsado suele tener energía suficiente para
originar una nueva ionización, de la cual surge otro electrón de alta energía, etc...
produciéndose una cadena de ionizaciones, con transferencia linear de energía,
hasta que ésta se disipa en el material: el último electrón de la cadena es captado por
otro átomo o molécula, que queda cargado negativamente. El resultado final es que se
forman pares de iones (uno positivo y otro negativo).
A su vez, esos iones originados tienden a experimentar reorganizaciones electrónicas
ulteriores, que dan pie a cambios químicos en el sistema que se había sometido a
la irradiación.
2) Si la energía es E<10 eV, no se producen ionizaciones: los electrones del
átomo o molécula pasan transitoriamente (de 10-8 a 10-10 segundos)
a un nivel energético superior (entonces se habla de que el átomo o molécula están excitados),
pero enseguida dicho electrón vuelve al estado energético inicial.
En su regreso a su nivel energético previo, el electrón puede dar origen a una
variedad de fenómenos:
- fluorescencia: emisión
de energía a una longitud de onda mayor que la del fotón incidente;
- fotosensibilización:
la energía se transfiere a otra molécula;
- reacciones fotoquímicas:
se origina un cambio químico;
- emisión de calor: la
energía simplemente se disipa en colisiones entre moléculas.
La luz visible y UV pueden dar origen a reacciones fotoquímicas, aparte de calor. Pero
la radiación infrarroja sólo conduce a disipación de calor, si bien ciertas bacterias
fotosintéticas anoxigénicas pueden aprovechar el infrarrojo para la fotosíntesis.

1.3. EFECTOS DE LAS RADIACIONES IONIZANTES Y SUS APLICACIONES
Los efectos de las radiaciones ionizantes dependen de la dosis de exposición, o
sea, de la cantidad de radiación a que se somete un material. Se suele medir en unidades
Roentgen (R):
1 R = energía de absorción de 83 erg·g-1 de aire.
Por otro lado, la dosis de absorción es la fracción de la dosis de exposición
que realmente se absorbe por el sistema biológico (es decir, es la dosis biológicamente
efectiva). Se suele medir en rads:
1 rad = energía de absorción de 100 erg·g-1 de aire.
En la práctica, la unidad que se emplea en Biología es el megarad (Mrad), equivalente
a un millón de rads, y que es el rango de la dosis requerida para esterilizaciones.
También se emplea el Gray (1Gy equivale a 100 rads).
En general, los microorganismos son más resistentes a las radiaciones ionizantes que
los seres superiores. Por ejemplo, la dosis de reducción decimal (D10) para las
endosporas de ciertas especies de Clostridium es de 2000-3000 Gy. Las células
vegetativas de la bacteria Deinococcus radiodurans (observe el nombre específico)
es de 2.200 Gy. Otras especies más "normales" poseen una dosis de reducción
decimal en torno a 200-600 Gy. Compare estos datos con el valor de sólo 10 Gy como dosis letal
para humanos.
Las fuentes de radiaciones ionizantes son los aparatos de rayos X, los rayos g y los radioisótopos, como el Co60 o el Cs137.
Los efectos de las radiaciones ionizantes son letales, tanto directos como
indirectos, así como mutagénicos. Los efectos letales directos se logran a altas dosis
de radiación, mientras que los letales indirectos y mutagénicos se consiguen a menores
dosis.
- Efecto letal directo
: por impacto de cuantos de radiación ionizante sobre alguna
molécula esencial para la vida. Los estudios cuantitativos demuestran que debe de existir
una molécula vital única que, al ser alterada, provoca la muerte (teoría del golpe
único). Esta molécula debe ser el ADN (ya que obviamente es absolutamente esencial y
suministra una sola copia de la mayoría de los genes bacterianos), y no las proteínas,
de las que existen muchas copias en la célula, y que podrían regenerarse. Los daños al
ADN son, principalmente: roturas en ambas cadenas, y entrecruzamiento entre dichas
cadenas, que no puedan repararse.
- Efecto mutagénico
: deriva de la producción de daños menores al ADN que pueden
repararse por mecanismos propensos a error (véase
apartado 1.4).
- Efecto letal indirecto
: este tipo de efecto es el más importante, y deriva de la radiolisis
del agua que provoca la aparición de radicales hidroxilo (OH-) e
hidrógeno naciente (H·+). El hidrógeno naciente o radical H libre es un
potente reductor, y el radical hidroxilo es un potente oxidante. El radical hidroxilo
reacciona fácilmente con macromoléculas, sobre todo con ADN, provocando roturas en ambas
cadenas, lo cual se traduce en efectos de letalidad. Si, además, la bacteria está
expuesta al oxígeno mientras se la está irradiando, el efecto es aún más intenso,
debido a que el O2 reacciona con los radicales libres, originando cadenas de
reacciones de autooxidación, muy destructivas, y promoviendo la formación de
peróxidos y epóxidos, asimismo letales:
H· + O2 ------> ·HO2
2 ·HO2 ------> H2O2 + O2
Las principales aplicaciones de las radiaciones ionizantes son la
esterilización de:
- material farmacéutico;
- material médico-quirúrgico
(guantes de cirujano, suturas de nylon, jeringas desechables, agujas, bisturíes,
catéteres, prótesis, etc);
- alimentos envasados (aunque en
algunos países aún sigue abierta la polémica po r parte de ciertos grupos sobre la
seguridad de este tratamiento).
La dosis de esterilización por radiación se suele establecer en 12 veces la dosis de
reducción decimal (12 D10) requerida frente a las endosporas de Clostridium botulinum.
Debido al gran poder penetrante de las radiaciones hay que mantener unas normas y
controles de seguridad muy estrictos en su manipulación: planchas protectoras de plomo y
revisiones periódicas de los manipuladores.

1.4 EFECTOS DE LAS RADIACIONES ULTRAVIOLETA
La radiación UV tiene un efecto letal y mutagénico, que depende de su longitud de
onda. Ello se debe a la absorción selectiva de longitudes de onda por parte de ciertas
moléculas biológicas:
- Las proteínas tienen dos
picos (es decir, máximos) de absorción: uno a 280 nm, debido a los aminoácidos
aromáticos (Trp, Tyr, Phe), y otro a 230 nm, debido a los enlaces peptídicos.
- El ADN y el ARN absorben a 260
nm, debido al enlace doble entre las posiciones 4 y 5 de las bases púricas y
pirimidínicas.
Los rayos UV no tienen actividad ionizante, pero provocan cambios químicos en las
moléculas absorbentes, de modo que aparecen moléculas alteradas denominadas
genéricamente fotoproductos. Los fotoproductos originan la inactivación de
macromoléculas, aunque, como veremos enseguida, el ADN dispone de mecanismos para paliar
o eliminar estas modificaciones potencialmente lesivas.
Las consecuencias de inactivar proteínas o ARN no se dejan sentir a efectos de
letalidad, ya que existen muchas copias de cada uno de estos tipos de macromoléculas, y
se pueden volver a sintetizar.
En cambio, la inactivación del único cromosoma de la bacteria tiene efectos letales
primarios y efectos mutagénicos secundarios. Por lo tanto, el espectro de acción
biológica de la luz UV equivale al de absorción del UV por el ADN (260 nm).

1.4.1. FOTOPRODUCTOS DEL ADN OCASIONADOS POR LA LUZ UV
Los fotoproductos generados por la luz UV en el ADN derivan principalmente de
alteraciones en las bases pirimidínicas (citosina, timina):
- dímeros de pirimidina (anillo ciclobutano)
- fotoproducto de la endospora (5-timinil-5,6-dihidrotimina)
- hidratos de pirimidina
Los dímeros de pirimidina son los fotoproductos más importantes en las
células vegetativas bacterianas. El principal es el dímero de timina (T-T), aunque
también se producen T-C y C-C. Se trata de aductos (uniones) entre dos pirimidinas
adyacentes en la misma hebra de ADN, mediante la creación de un anillo de ciclobutano. Su
efecto principal es la distorsión local de la configuración de la doble hélice, que
interfiere en el normal emparejamiento de bases complementarias; ello, a su vez, provoca
una interferencia en los procesos de replicación y transcripción, y secundariamente en
el crecimiento y la respiración.
A dosis muy altas de rayos UV se forman también dímeros entre pirimidinas de las dos
cadenas, es decir, se provocan entrecruzamientos de las dos hebras que igualmente afectan
a la replicación y a la transcripción, aunque este tipo de daños reviste menos
significación biológica.
El fotoproducto de la espora es la 5-timinil-5,6-dihidrotimina. Como vimos en el
capítulo 12, se forma en la endospora bacteriana debido al alto grado de deshidratación,
pudiendo ejercer igualmente efectos inactivantes.
Los hidratos de pirimidina (como la 6-hidroxi-5,6-dihidrotimina) se forman a
altas dosis de luz UV. Tienen efecto mutagénico (no letal), favoreciendo la aparición de
transiciones T=A a C=G.

1.4.2. MECANISMOS DE REPARACION DE LOS FOTOPRODUCTOS
Debido al carácter esencial del ADN como molécula central informativa de los seres
vivos, la evolución ha desarrollado una serie de mecanismos capacitados para enfrentarse
con los posibles daños ocasionados por la luz ultravioleta. Los principales mecanismos
hallados en bacterias se pueden agrupar así:
- Mecanismos prerreplicativos:
- reparación fotoenzimática o fotorreactivación, que permite la reparación directa del
daño en sí
- reparación por escisión y resíntesis
- Mecanismos posreplicativos:
- reparación por recombinación
- reparación inducible de emergencia (SOS)

A) Reparación fotoenzimática
Se debe a la actuación de una enzima denominada fotoliasa o enzima fotorreactivante,
que muchas bacterias sintetizan de manera constitutiva. Las fotoliasas reparan directamente
los dímeros de pirimidina, en una reacción que requiere luz visible de 300-500 nm
de longitud de onda (luz azul). Estas enzimas poseen dos grupos prostéticos coloreados
(cromóforos):
- flavina reducida (FADH2)
- una pterina.
Mecanismo
- La primera fase del mecanismo es independiente de la luz. La fotoliasa reconoce el
dímero de pirimidina, y se une a él, formando un complejo enzima-sustrato [E-S].
- La flavina reducida (FADH2) de la fotoliasa, en presencia de luz (l =300-500), se excita, y dona electrones al anillo de ciclobutano
del dímero de pirimidina, rompiéndolo, y regenerando las dos pirimidinas sin alterar.
Aunque se sabe que el segundo cromóforo (la pterina) favorece la reparación, no está
claro cuál es su papel exacto.
No todas las bacterias tienen enzimas fotorreactivantes, pero en cambio la
fotorreparación está muy extendida entre eucariotas.

B) Reparación por escisión-resíntesis
La distorsión en la doble hélice provocada por el dímero es reconocida por un
complejo proteico con actividad de endonucleasa correctora, conocido como correndonucleasa
o escinucleasa. El daño se repara indirectamente (es decir, no se actúa sobre el
propio fotoproducto), sino que las bases dañadas se eliminan (se escinden) formando parte
de un oligonucleótido, y el hueco resultante se rellena por resíntesis reparadora de
ADN.
Mecanismo:
- Un complejo formado por dos subunidades de la proteína UvrA y una de la UvrB (Uvr[A2B])
se une cerca del dímero de pirimidina, usando la energía de la hidrólisis del ATP, y
merced a su actividad helicasa, desenrolla localmente la doble hélice.
- Se une la proteína UvrC, con lo que se completa el complejo Uvr[A2BC],
es decir, la correndonucleasa, unido a la cadena dañada del ADN, cerca del dímero.
- La correndonucleasa realiza dos cortes en la cadena afectada por el dímero: corta el
8º enlace fosfodiéster "a la izquierda" del dímero (o sea, hacia el lado 5')
respecto de la localización del dímero y corta el 4º o 5º enlace fosfodiéster "a
la derecha" (en dirección 3' del dímero). Por lo tanto, se produce y libera un
fragmento de unos 12 nucleótidos de longitud, que incluye al dímero de pirimidina, al
mismo tiempo que se retira la escinucleasa, que se separa en sus polipéptidos
constituyentes.
- Queda, pues, un hueco de cadena sencilla en el ADN. Este hueco es ocupado ahora por la ADN-polimerasa-I
y por la ADN-helicasa-II (codificada por el gen uvrD), que llevan a la
síntesis de nuevo ADN para rellenar el hueco (por supuesto, en sentido 5'--->3'),
tomando como molde la cadena intacta, y usando como cebador ("primer") el
extremo 3'-OH que se había generado en la fase anterior.
- Finalmente, la actuación de la ADN-ligasa sella la cadena (regeneración del
enlace fosfodiéster del lado 5').

C) Reparación por recombinación
Cuando la ADN-polimerasa-III bacteriana (que es la enzima que normalmente replica el
cromosoma) se encuentra, en la cadena que está usando como molde, con un dímero de
pirimidina, deja de replicar esa zona, y "salta" unos 1000 nucleótidos más
adelante para seguir la replicación. Por lo tanto, deja un gran hueco o mella de unos
1000 nucleótidos. Esta discontinuidad (llamada mella post-replicativa) se puede rellenar
por el mecanismo de reparación por recombinación general, recurriendo a la proteína
RecA, que verifica una recombinación con la hebra parental homóloga intacta (veremos
más detalles de esta recombinación en el capítulo 24).
Mecanismo:
- Numerosas unidades de proteína RecA recubren la zona de cadena sencilla de la mella
posreplicativa, formando estructuras helicoidales.
- La proteína RecA promueve emparejamiento homólogo de la cadena sencilla a la que
recubre con la doble cadena "hermana" intacta.
- Se produce un intercambio recíproco de cadenas.
- El extremo 3'-OH libre de la cadena dañada (que merced al intercambio recíproco está
ahora emparejada con la cadena complementaria procedente de la doble hélice
"hermana") sirve de cebador a la ADN-polimerasa-I, que sintetiza ADN nuevo
usando como molde la cadena complementaria intacta del dúplex.
- Ligación e isomerización espontáneas, que produce la llamada "estructura de
Holliday", una figura en "X" donde hay dos sobrecruzamientos ("crossing-over")
que mantienen unidos entre sí a los dos duplex.
- Resolución de los dos sobrecruzamientos por sendas roturas y religaciones, lo cual
genera dos dobles hélices ininterrumpidas. Como se ve en la figura, uno de estos dúplex
lleva el dímero de pirimidina, y el otro es una doble cadena intacta, aunque parte de
ella contien ADN de nueva síntesis.
Como se puede ver, el mecanismo de reparación por recombinación no repara por sí
mismo la lesión en el ADN, pero logra reparar la mella postreplicativa, evitando que se
detenga la replicación del cromosoma. Al final del proceso el dímero como tal sigue sin
reparar, pero ahora tendrá una oportunidad de ser reparado por algún otro mecanismo,
como el de escisión-resíntesis.

D) Reparación de emergencia (SOS) propensa a error
Cuando la bacteria se somete a dosis elevadas de luz UV o a determinados agentes
químicos que dañan severamente el ADN, o que interfieren seriamente con la replicación,
puede ocurrir que los sistemas de reparación que hemos visto hasta ahora no sean
suficientes para reparar todos los daños; en estas circunstancias se pone en marcha un
nuevo mecanismo, que es inducible y que calificamos como de emergencia, ya
que tiende a salvaguardar la viabilidad de la célula, a costa de acumular mutaciones con
frecuencia elevada (y por eso lo llamamos también propenso a error).
- Inducción de varios profagos
(lo veremos en la sección de Virología, al tratar el fago l).
- Retraso en la formación del
tabique transversal, por lo que las células se alargan anormalmente. (El significado
adaptativo de esta respuesta de inhibición de la septación parece ser el impedir la
segregación de ADN sin reparar a la célula hija, lo que podría ocasionarle la muerte).
- Desconexión de la
respiración.
- Incremento de la degradación
de proteínas.
Descripción del sistema en una célula normal (no sometida a daños al ADN):
El gen lexA posee un nivel basal de expresión, de modo que codifica la
proteína LexA, que actúa como represor sobre su propio gen (represión autógena), así
como sobre los genes recA, uvrA, B, C, umuDC. La represión no es total, sino que
se da un nivel basal de producción de los polipéptidos correspondientes a estos genes.
Así, por ejemplo, el nivel de proteína RecA es suficiente para efectuar los procesos
normales de recombinación, y los niveles de UvrABC son suficientes para reparar pequeños
daños en el ADN.
Descripción del sistema en una célula severamente dañada:
Una célula seriamente afectada por un agente que daña el ADN o interfiere con su
replicación poseerá zonas de cromosoma con ADN de cadena sencilla (c.s.) sin reparar.
Pues bien, este ADN de c.s. constituye una señal de situación de emergencia para la
proteína RecA: dicha proteína se une a esas regiones de c.s., de modo que adquiere una
actividad proteasa muy específica (para distinguir esta actividad, usamos la nomenclatura
RecA*). La proteína RecA* (activada como proteasa) induce la proteolisis del represor
LexA (rompiéndolo entre dos aminoácidos concretos hacia la mitad de la molécula). Por
lo tanto, ya no hay suficiente proteína LexA intacta como para seguir reprimiendo a los
genes citados (recA, uvrABC, umuDC). Dichos genes (llamados genéricamente genes
SOS) se pueden expresar ahora a altos niveles, de modo que:
- Aumentan los niveles de RecA,
lo que conlleva un aumento de la eficiencia de la reparación por recombinación;
- Aumentan los niveles de la
escinucleasa (Uvr[A2BC]), lo que supone mejorar la reparación por
escisión-resíntesis;
- Se expresan los genes umuDC,
lo que se traduce en un aumento de la mutagénesis. Pero )por qué aumenta la mutagénesis? El mecanismo exacto
no está claro. Se sabe que en esta situación de emergencia algunos dímeros de
pirimidina son procesados con la intervención de los productos de recA y de umuD
y umuC, de modo que hay una síntesis de emergencia de ADN que acarrea la
frecuente introducción de bases incorrectas (es decir, es un proceso de reparación
propenso a error).
Hay dos hipótesis principales sobre este respecto:
- Los genes umuD,C codificarían una nueva polimerasa de emergencia con menor
fiabilidad de copia que las polimerasas habituales;
- O bien, los productos de umuDC modificarían alguna polimerasa normal (como la
ADN-pol-III) de manera que ésta "relajaría" su capacidad correctora de pruebas
(exonucleasa 3' à 5'), de modo que ante ausencia de molde,
o ante un molde afectado por el daño colocaría nucleótidos "al azar", lo que
sería la base de las frecuentes mutaciones.
De esta manera, la célula salvaría su integridad en esta situación
"límite", pero a costa de adquirir frecuentes mutaciones.

1.4.3. APLICACIONES PRACTICAS DE LA LUZ UV
La luz UV se puede producir artificialmente en lámparas de vapor de mercurio de baja
presión, que emiten el 90% de su radiación a 254 nm. La unidad de energía de radiación
se mide en watts/(seg·cm2).
La luz UV es efectiva sobre bacterias Gram-positivas y Gram-negativas. La dosis letal
para células vegetativas suele estar entre 1800 y 6500 m
watt·cm-2, pero las endosporas requieren 10 veces más dosis.
El uso práctico de la luz UV como agente esterilizante está limitado, ya que tiene
poco poder penetrante: no entra en objetos sólidos, y además se ve apantallada por
el cristal y penetra poco en los líquidos. Su aplicación concreta más frecuente es en
el control de infecciones por vía aérea: lámparas de desinfección en salas de
hospitales y de laboratorios de investigación. En Microbiología se emplea la luz UV como
agente mutagénico en bacterias (en muchos estudios que requieran obtener mutantes
correspondientes a cualquier tipo de fenotipos, para conocer las correspondientes bases
genéticas).

1.5. EFECTOS DE LA LUZ VISIBLE
A diferencia de la UV, la luz visible es de baja energía, y además, sus cuantos no
tienen efectos selectivos sobre el ADN, por lo que no sería de esperar, en principio, que
este tipo de radiación tuviera efectos negativos sobre las bacterias. Sin embargo, la luz
visible puede ejercer un efecto negativo indirecto, en el fenómeno de sensibilización
fotodinámica.
1.5.1. Sensibilización fotodinámica natural
La luz visible de fuerte intensidad (p. ej., exposición a pleno sol) es capaz de matar
las bacterias, debido a que ciertas moléculas de éstas (riboflavinas, porfirinas,
citocromos) absorben la energía de los cuantos y se excitan durante 10-6-10-8
seg, tras lo cual reemiten la energía a otras moléculas, originando fotooxidaciones
en residuos His y Trp de las proteínas y en las bases de los ácidos nucleicos. También
se puede generar oxígeno singlete (1O2), que es un radical muy
reactivo, oxidante, que puede destruir la célula con rapidez.
Así pues, en la práctica de laboratorio habitual, no es conveniente exponer las
bacterias en cultivo a la luz, sino que habrán de cultivarse en oscuridad (salvo el
cultivo de las bacterias fototrofas).
Ciertas bacterias (entre ellas las fotosintéticas, y las que se propagan vía aérea)
poseen abundantes pigmentos de tipo carotenoide que las protegen de estos efectos
fotosensibilizadores. (Los carotenoides captan la energía del oxígeno singlete y la
reenvían al estado basal, no excitado).
1.5.2. Sensibilización fotodinámica artificial:
Si a una suspensión de bacterias añadimos ciertos pigmentos artificiales
fluorescentes (colorantes), como el rosa de Bengala, el azul de metileno, la eosina, etc,
la energía del visible absorbida por dichos pigmentos no la reemiten como fluorescencia,
sino que provoca cambios en proteínas y ácidos nucleicos. Esto conduce a efectos de
esterilización, sobre todo por desnaturalización de proteínas.

2. EFECTOS DE LAS ONDAS SONORAS
Las ondas sonoras audibles para los humanos poseen un rango de frecuencias entre los 9
kilociclos y los 20 kilociclos/segundo. Por encima de 20 Kc se sitúan las ondas
supersónicas (hasta los 200 Kc/seg) y las ultrasónicas (desde 200 hasta 2000 Kc/seg).
Estos tipos de ondas de frecuencias superiores a las audibles (sobre todo las
ultrasónicas) tienen el efecto de desintegrar las células.
El fundamento de esta acción es el siguiente: el paso del sonido a través de
un líquido produce cambios de presión alternantes (por los sucesivos frentes de ondas),
que a grandes frecuencias originan cavidades (burbujas de gases disueltos) de unos 10 m m de diámetro (fenómeno de cavitación). Dichas cavidades
van aumentando de tamaño y terminan colapsando violentamente, dando lugar a enormes
presiones locales (de hasta 1000 atmósferas o 10 Tm/cm2). Las
consecuencias del colapso son:
- la célula se desintegra;
- si existe oxígeno en el
líquido de suspensión, se forman peróxidos (como el H2O2);
- despolimerización de
macromoléculas;
- cortes en ambas hebras del
ADN.
Las bacterias son variables en cuanto a su susceptibilidad a las vibraciones sonoras.
En general, son más sensibles las Gram-negativas y más resistentes las Gram-positivas.
Sin embargo, ante un tratamiento por ultrasonidos siempre cabe la posibilidad de que
sobrevivan algunos individuos, por lo que este método no tiene utilidad para la
esterilización.
El uso habitual de los supra- y ultrasonidos en laboratorio es para la llamada "sonicación"
o disrupción ultrasónica de células para obtener extractos celulares, en
investigaciones bioquímicas. El tratamiento se realiza en un aparato llamado generador de
ultrasonidos o "sonicador", que opera en un rango de frecuencias desde 9 hasta
100 Kc/seg.

3. EFECTO DE LA PRESION HIDROSTATICA
La mayor parte de las especies bacterianas de hábitats continentales no pueden crecer
(e incluso mueren) cuando son sometidas a altas presiones (unos 600 Kg/cm2).
Ello se debe a los siguientes efectos adversos:
- aumento de la viscosidad del
citoplasma;
- disminución de la capacidad
de las enzimas de unirse a sus respectivos sustratos;
- (posiblemente) interferencia
en procesos de transporte a nivel de membrana;
- (posiblemente) interferencia
en la biosíntesis de proteínas;
- interferencia en la división
celular: las bacterias se alargan, se filamentan, pero sin producción de tabique
transversal (crecimiento sin división celular).
Sin embargo, existen bacterias (sobre todo marinas) que toleran o requieren altas
presiones (barotolerantes y barófilas, respectivamente):
Bacterias barotolerantes:
Crecen a la presión atmosférica, pero aguantan hasta unas 500 atmósferas. Su
hábitat son las aguas oceánicas, entre los 2000 y los 4000 metros de profundidad.
Bacterias barófilas:
Crecen óptimamente a más de 400 atmósferas. Podemos distinguir entre barófilas
moderadas (facultativas) y barófilas extremas (obligadas):
Las barófilas moderadas son aquellas bacterias que pueden crecer a presión
atmosférica, aunque su óptimo está a unas 400 atmósferas. Habitan profundidades
entre los 5000 y 7000 metros.
Las barófilas extremas presentan óptimos de crecimiento a muy altas presiones (por
encima de 600-700 atmósferas), y son incapaces de crecer a presión atmosférica.
Se han llegado a aislar a más de 10000 metros de profundidad. Debido a que a esas
profundidades la temperatura del agua es de sólo 2-3oC, suelen ser
simultáneamente criófilas. Este tipo de bacterias está empezando a ser investigado
actualmente, y su manejo es engorroso, ya que hay que cultivarlas en cámaras especiales
presurizadas que suministran las altas presiones que requieren.
Aplicación práctica de las altas presiones a bacterias barosensibles:
La llamada prensa de French (que frecuentemente se denomina incorrectamente como prensa
francesa) es un aparato de laboratorio que permite aplicar grandes presiones y brusca
descompresiones, lo que logra la rotura mecánica de las bacterias, con objeto (al igual
que la sonicación) de obtener extractos libres de células.

4..EFECTOS DE LA PRESIÓN OSMÓTICA
(Repasar en el capítulo 16, el concepto de
potencial de agua o actividad de agua, aw)
Exceptuando los micoplasmas, que carecen de pared celular, las bacterias pueden vivir
en medios tanto hipotónicos como hipertónicos, debido a la protección de una pared
celular rígida y a la membrana citoplásmica semipermeable.
Normalmente el citoplasma de las bacterias poseen una osmolaridad ligeramente superior
a la del entorno, lo que garantiza el paso de agua al interior. La presión de turgor es
relativamente constante porque la membrana citoplásmica se topa con la rigidez de la
pared celular. Esta presión de turgor permite que la bacteria aguante cambios bruscos de
concentración de solutos en su entorno (dentro de ciertos límites). Pero esto plantea
una pregunta (que intentaremos responder a continuación): ¿cómo logra la bacteria
ajustar su osmolaridad interna a esos cambios exteriores?
A) En medios hipotónicos (con una aw>aw del citoplasma)
es la pared celular la que ejerce todo el papel: su rigidez se opone a la entrada de agua,
y por lo tanto, evita que la membrana citoplásmica tienda a sufrir una presión de turgor
excesiva.
Recordemos que las bacterias Gram-negativas poseen dos compartimentos acuosos: el
citoplasma y el periplasma. Como se dijo oportunamente (capítulo
5), en el periplasma existe un oligosacárido especial, derivado de la membrana (el
MDO, consistente en 6-10 unidades de ß-D-glucosa unidas por enlaces ß(1à 2), y con residuos de fosforilcolina y fosfatidil-etanolamina),
que interviene en regular la osmolaridad. Sus grupos negativos están contrarrestados por
contraiones positivos, que igualmente colaboran en la regulación osmótica.
En un medio con baja osmolaridad (p. ej., aguas fecales) aumenta la concentración del
MDO, lo cual supone un aumento de la osmolaridad del periplasma, que presiona contra el
peptidoglucano. De esta manera la presión de turgor del protoplasto se transmite al
periplasma y de él al peptidoglucano, que es la estructura más resistente.
B) En medios hipertónicos (cuando la aw del exterior es menor que la
del citoplasma). Las bacterias poseen mecanismos compensatorios por los que tienden a
aumentar la osmolaridad interior por encima de la del medio (para garantizar la entrada de
agua del ambiente y mantener su metabolismo). Ello se logra esencialmente aumentando la
concentración de un soluto muy soluble en agua en el interior celular, soluto llamado
genéricamente soluto compatible, lo cual se puede lograr por varios posibles
mecanismos:
- bombeando iones al interior;
- sintetizando una molécula
orgánica osmóticamente activa;
- bombeando sustancias
osmoprotectoras.
- En el caso de los iones, el ión bombeado suele ser el potasio (K+),
por un sistema de antiporte K+/H+. Ahora bien, para que no se
desequilibre la fuerza iónica, la entrada de K+ suele ir en paralelo con una
salida de otros cationes, que suelen ser poliaminas (como la putrescina). Se ha propuesto
que existe un sistema de antiporte K+/putrescina que en ciertas bacterias
tiende a mantener la fuerza iónica mientras aumenta la tonicidad interior, como
sistema para compensar la alta tonicidad del medio. La señal que desencadena el
transporte de iones potasio es directamente la presión de turgor de la membrana y no la
osmolaridad externa.
- Como ejemplos de síntesis de solutos orgánicos compatibles y osmóticamente activos
tenemos el glutamato, la glutamina y la trehalosa.
Muchas bacterias Gram-negativas sintetizan glutamato ante grandes
concentraciones extracelulares de iones Na+. El mecanismo es el siguiente: al
añadir grandes cantidades de Na+, se produce un eflujo (salida) de H+
al exterior de la célula, lo que supone la alcalinización del citoplasma. En estas
condiciones se activa la enzima glutamato-deshidrogenasa (GDH), que sintetiza grandes
cantidades de glutamato, que funciona como soluto compatible que equilibra la osmolaridad
del medio.
En ciertas enterobacterias lo que ocurre es una inhibición del uso metabólico del
glutamato, por lo que este se acumula.
Igualmente se da una acumulación de trehalosa por inducción de una ruta
biosintética e inhibición de la ruta catabólica.
La ectoína es un derivado cíclico de la prolina, sintetizado como soluto compatible
por ciertas anoxifotobacterias purpúreas.
Ahora bien, si el medio es muy hipertónico, estos
mecanismos ya son incapaces de evitar la salida de agua desde el citosol, lo cual conlleva
una retracción de la membrana citoplásmica. La pérdida de agua puede suponer la
deshidratación del citoplasma, lo que conlleva la detención del crecimiento.
- En Gram-positivas se produce
una plasmolisis auténtica (retracción de la membrana citoplásmica respecto de la
pared rígida suprayacente)
- En Gram-negativas no existe
auténtica plasmolisis, ya que la pared celular y la membrana citoplásmica se retraen al
mismo tiempo. Las bacteria entéricas crecen lentamente por encima de 0.65M de NaCl.
- Sin embargo, las bacterias pueden crecer a osmolaridades superiores a la máxima
teórica, si en el medio existen determinados compuestos llamados osmoprotectores. La
bacteria bombea esos compuestos a su interior, usándolos como solutos compatibles.
Ejemplos de osmoprotectores:
- Prolina (p. ej., en Salmonella
typhimurium y Staphilococcus aureus)
- Betaína (glicínbetaína), un
derivado trimetilado de la glicocola (en cianobacterias y en algunas Gram-positivas).
- Colina (en Escherichia coli).
- Ectoína en enterobacterias.
Por ejemplo, S. typhimurium crece muy lentamente en 1M de ClNa,
pero mejora si al medio se añade 1mM de prolina. Un método normal de aislar S.aureus
es comprobar el crecimiento en medio con 7.5% de ClNa en presencia de prolina.
Algunas bacterias han desarrollado evolutivamente
sistemas inducibles de transporte de estas sustancias, muy eficaces para garantizar su
utilización como solutos compatibles. Es el caso de la colina en E. coli, que una
vez introducida se metaboliza hasta el auténtico soluto compatible, la glicínbetaína.
Algunas bacterias patógenas, al destruir tejidos de su hospedador, provocan la
liberación de sustancias, algunas de las cuales les sirven como osmoprotectores ante la
alta osmolaridad de los fluidos corporales.
Otro mecanismo de control ante variaciones de presión osmótica presente en algunas
bacterias Gram-negativas, es la variación en la proporción de porinas de membrana
externa (repasar cap. 5, apartado 2.7.1).
Existen ciertos microorganismos especializados que viven en medios hipertónicos, y en
general se llaman osmófilos. Entre los osmófilos podemos distinguir los
sacarófilos y los halófilos.
Uno de los ejemplos de microorganismos sacarófilos no es una bacteria, sino las
levaduras, que viven en jugos vegetales, néctares, zumos, etc. Utilizan como solutos
compatibles polioles como el sorbitol, el ribitol, etc.
Entre los organismos halófilos, podemos distinguir los halófilos moderados y
los halófilos extremos o hiperhalófilos.
Halófilos moderados: suelen ser bacterias marinas que viven en 3.5% de NaCl, y que
ven inhibido su crecimiento a concentraciones mayores o menores de sales. Los halófilos
moderados tienen requerimientos concretos de una aw equivalente a la de agua de
mar, así como concentraciones determinadas de iones Na+. El papel jugado por
este Na+ es:
- mantenimiento de los sistemas
de membrana citoplásmica y transporte;
- estabilización de la pared
celular;
- requerimiento por parte de
muchas enzimas.
Halófilos extremos (hiperhalófilos), representados paradigmáticamente por las
arqueas de la familia Halobacteriaceae (halobacterias), que viven en (y de hecho requieren)
concentraciones saturantes de sales (salitrales, lagunas salinas). Usan como soluto
compatible el K+, concentrándolo a partir del medio donde viven, hasta que el
citoplasma queda prácticamente saturado con él (4 a 7 M). Esta gran concentración de
potasio es esencial para mantener la estabilidad y actividad de sus ribosomas, enzimas y
sistemas de transporte. Pero las estructuras superficiales de estas arqueas requieren
altas concentraciones de cloruro sódico.
Dejando aparte las bacterias halófilas, hay algunas bacterias halotolerantes (como por
ejemplo, S. aureus), pero la inmensa mayoría de los procariotas viven a valores de
actividad de agua de 0.98. Por ello, un método que ya se conocía empíricamente en la
antigüedad para conservar ciertos alimentos era el desecarlos o salarlos, o añadirles
grandes cantidades de azúcar (como en las mermeladas).


5. EFECTO DEL pH
La mayoría de las bacterias pueden crecer dentro de un margen de pH de su medio,
manteniendo al mismo tiempo su pH interno óptimo prácticamente constante.
Respecto del margen normal de pH a los que crecen las bacterias, éstas se pueden
clasificar en:
- Neutrófilas, si crecen de
modo óptimo en torno a la neutralidad (entre pH 5.5 y 8.
- Acidófilas, si crecen
normalmente entre pH 0 y pH 5.
- Alcalófilas, si crecen entre
pH 8.5 y pH 11.5.
La mayor parte de las bacterias son neutrófilas. Muchas bacterias neutrófilas
modifican el pH del medio, y resisten entornos relativamente ácidos o alcalinos. Por
ejemplo, algunas bacterias fermentativas excretan ácidos, mientras otras alcalinizan el
medio, p. ej., produciendo amonio a partir de desaminación de aminoácidos.
Aunque los microorganismos pueden crecer en un margen más o menos amplio de pH
(alrededor de un óptimo), los cambios bruscos pueden ser lesivos (afectando a la membrana
y al transporte de solutos, e inhibiendo enzimas). Si el pH citoplásmico cae rápidamente
hasta 5 o menos, la bacteria puede morir.
Uno de los mecanismos que, al menos en neutrófilos parece controlar el pH interior es
un sistema de antiporte H+/K+: a pH ácidos, el interior celular
puede quedar en principio más alcalino que el exterior. Este sistema introduce protones
en el interior y saca iones potasio. De esta manera neutralizan el pH interior y siguen
teniendo un potencial de membrana para establecer una fuerza protón motriz que les
suministre energía.
Si el pH interior cae en torno a 6 o 5.5, bacterias como E. coli o S.
typhimurium inducen una respuesta de tolerancia a ácidos, consistente en ATPasas
translocadoras de protones (expulsan protones al exterior) y chaperonas (proteínas
celadoras) para corregir las proteínas desnaturalizadas.
Existen algunos notables procariotas cuyo pH óptimo es muy bajo (acidófilos
extremos u obligados): Algunas eubacterias del género Thiobacillus (T.
thiooxidans, T. ferrooxidans) y las arqueas del género Sulfolobus tienen su
óptimo a pH 2, y generan ellas mismas estos bajos pH al oxidar sulfuros hasta ácido
sulfúrico. (Sulfolobus es un notable ejemplo de procariota extremófilo: su
hábitat son fuentes termales ácidas y solfataras: es un termoacidófilo). De hecho,
estas bacterias necesitan esas altas concentraciones de H+ para mantener la
integridad de sus membranas y envueltas: a pH neutro esas envueltas se desintegran.
Las especies alcalófilas obligadas tienen óptimos de pH en torno a 10-11. Por
ejemplo, Bacillus alcalophilus , cuyo pH interno es de 9. Sus hábitats típicos
son suelos carbonatados y lagunas alcalinas (algunos son también halófilos, como Natronobacterim
gregoryi).

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actualizado el 17 de agosto de 1998
Ó 1998 ENRIQUE IAÑEZ PAREJA. Prohibida su reproducción, salvo con fines
educativos. Se agradecen los comentarios y sugerencias. Escríbame a eianez@goliat.ugr.es
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