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Cada año se identifican
nuevos virus. Entre los más peligrosos para el hombre figuran los de
las fiebres hemorrágicas. Las alteraciones naturales o artificiales
del ambiente favorecen su propagación.
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Bernard Le Guenno
Investigación y Ciencia, Julio
1995
En mayo de 1993, los dos miembros de una joven pareja murieron con
algunos días de diferencia en Nuevo México, aquejados de insuficiencia
respiratoria aguda. La enfermedad se manifestó por un acceso de fiebre,
dolores musculares, dolores de cabeza y tos violenta. A raíz de este
hecho, se investigó si habían ocurrido casos equivalentes en otro lugar.
De acuerdo con los resultados, se descubrieron 24, ocurridos entre el 1 de
diciembre de1992 y el 7 de junio de 1993, en los estados de Nuevo México,
Colorado y Nevada. Once de esos pacientes han muerto.
Los análisis
bacteriológicos, parasitológicos y virológicos practicados en los
hospitales universitarios de los estados de la Unión concernidos fueron
todos negativos. Las muestras se enviaron entonces al Centro de Control y
Prevención de las Enfermedades, CDC, de Atlanta, donde se realizaron todas
las pruebas de detección de los virus conocidos. Se acabó por descubrir,
en el suero de varios pacientes, anticuerpos contra hantavirus. La
utilización de las técnicas de biología molecular revela que los pacientes
fueron infectados por un virus del género hantavirus, desconocido hasta
entonces. Más recientemente, la revista Times, en su número del 5 de
septiembre de 1994, anunciaba que un científico se había infectado
manipulando el virus Sabia, aislado en 1990 en Brasil en un paciente
muerto de fiebre hemorrágica.
Virus nuevos,
patologías a veces fulminantes. Las técnicas de análisis de las que
disponen los biólogos, cada vez más eficaces, permiten identificar agentes
infecciosos, sobre todo virus, que tan sólo hace diez años habrían pasado
inadvertidos o confundidos con virus próximos conocidos.
Se descubren
regularmente nuevas cepas de virus responsables de las fiebres
hemorrágicas, como la que acabamos de poner de manifiesto, en Africa.
Estos "nuevos" virus no son siempre letales para el hombre. Todos son
responsables de la fiebre, pero las hemorragias que desencadenan y las
lesiones hísticas son más o menos graves. Las cepas de Francia y el
noroeste europeo, por ejemplo, no son mortales. A menudo, dos cepas de un
mismo género no tienen la misma virulencia, ni pareja tasa de
mortalidad.
Pese a su
denominación, estos virus no son "nuevos": ningún virus puede aparecer de
repente; todo lo más, la producción de mutaciones o de recombinaciones
entre virus existentes engendra cepas más virulentas. Los nuevos virus se
manifiestan fundamentalmente porque se modifican las condiciones en que
existían desde hacía años. En ciertos casos, su ambiente cambia,
permitiéndoles multiplicarse y propagarse, induciendo la aparición de
patologías desconocidas. Cuando se reúnen las condiciones favorables para
los virus y sus vectores, aparecen nuevas enfermedades.
Los virus
de las fiebres hemorrágicas
La pandemia
debida al virus de inmunodeficiencia humana, responsable del sida, ha
revelado la gran amenaza de las "enfermedades emergentes". Este concepto
se formalizó en 1989, en Estados Unidos. Hoy, varios grupos se aprestan a
coordinar sus estudios epiderniológicos y fundar una red internacional de
vigilancia para seguir la pista a todos los agentes infecciosos: virus,
bacterias, parásitos y hongos nuevos, y a los que reaparecen, como los
agentes infecciosos responsables de la tuberculosis, la peste o el cólera.
La red de alerta constituida por los Centros de la Organización Mundial de
la Salud para los arbovirus y los virus de las fiebres hemorrágicas se
halla en permanente alerta; entre los nuevos agentes, los virus de las
fiebres hemorrágicas ocupan un lugar preeminente. Cuando estos virus
infectan al hombre, causan las enfermedades agrupadas bajo la expresión de
"fiebres hemorrágicas": los pacientes tienen siempre fiebre, pero no
sistemáticamente hemorragias. Al período febril le sigue una degradación
del estado general, durante el cual se producen las pérdidas de sangre.
Las hemorragias superficiales se manifiestan por signos cutáneos, como
petequias (pequeños vasos que revientan debajo de la piel), equimosis o
púrpura (manchas cutáneas de un rojo oscuro). Pueden sobrevenir otras
complicaciones cardiovasculares, digestivas, neurológicas o renales. En
los casos mas graves, el enfermo muere de hemorragias internas o de
insuficiencia multivisceral.
Estos virus
pertenecen a varias fa milias, de las cuales los Flaviviridae se conocen
hace tiempo; comprenden sobre todo los virus Amaril, transmitidos por
mosquitos y responsables de la fiebre amarilla, y otros virus que provocan
fiebres hemorrágicas y son transmitidos también por artrópodos, mosquitos
y garrapatas. Pese a la existencia de una vacuna eficaz, la fiebre
amarilla sigue causando estragos en Africa y el dengue hemorrágico se
extiende en la zona tropical, a partir del foco del sudeste
asiático.
TABLA: LOS VIRUS DE LAS FIEBRES
hemorrágicas se distribuyen en cuatro familias. Recientemente se han
aislado nuevos virus de las familias Bunyaviridae, Arenaviridae y
Filoviridae. Muere una persona de cada dos contagiadas por el Marburg o el
Ebola.
Los
nuevos virus aparecidos en el curso de los últimos cinco años pertenecen a
otras tres familias: los Arenaviridae, los Bunyaviridae y los Filoviridae.
Entre estos nuevos virus destacan el Sabia, el Guanarito y el Reston, que
deben su nombre al lugar donde se manifestaron por primera vez; el último
recién nacido ha sido bautizado Sin nombre y el postrer virus que acabamos
de descubrir pertenece a una familia configurada hace poco, la familia de
los Filoviridae. En enero de 1995 aislamos una cepa del virus Ebola,
desconocida hasta entonces, en una paciente que se había contaminado
manipulando muestras de chimpancés salvajes de la Costa de Marfil,
diezmados por una extraña epidemia. Estos chimpancés sucumben al virus, lo
que significa que no son su reservorio natural, todavía por determinar.
Los nuevos virus pertenecen a diferentes familias, pero los signos
clínicos que producen, las causas de su aparición, su constitución y su
modo de acción presentan puntos comunes.
Todos los
Arenaviridae y los Bunyaviridae responsables de las fiebres hemorrágicas
circulan de forma natural entre las diversas poblaciones animales, pero no
siempre infectan al ser humano. Se ignora el mecanismo de transmisión de
los Filoviridae. No suelen pasar de una persona contagiada a una sana,
sino que las epidemias están ligadas a la presencia de vectores y de
reservorios del virus. Diversas especies de roedores son excelentes
reservorios de estos virus, porque no manifiestan sintoma alguno cuando
son infectados. Pese a la presencia de anticuerpos en su suero, eliminan
durante toda su vida partículas víricas en sus excretas (los excrementos
y, sobre todo, la orina).
FIGURA 1: VIRUS EBOLA (filamentos 8 menudo agrupados en paralelo
y aquí aumentados 30.000 veces) descubierto en enero de 1995 por el autor
y su equipo. Pertenece a la familia de los Filoviridae, o virus
filamentosos, los más largos que se conocen. A menudo mortal para el ser
humano y el mono, el Ebola desencadena fuertes fiebres y hemorrágias
internas.
FIGURA 2: LOS ARENAVIRIDAE son esféricos. Se ven aquí tres
partículas víricas que han salido de la célula inferior. Al abandonar la
célula, las partículas víricas arrastran con ellas una parte de la
membrana celular. Además, se llevan diversos ribosomas (los
puntos negros) de la célula; este aspecto granuloso les ha valido su
nombre.
Los agentes
de la contaminación
¿ Cómo se
contagia el ser humano? Para que el contagio tenga lugar, es preciso que
se perturbe el ciclo biológico de estos virus. Para descubrirlos, es
necesario que los médicos y los biólogos puedan identificar la en fermedad
y el agente causal. La primera causa de contaminación suele ser una
perturbación ecológica ligada a las actividades humanas. La expansión de
la población mundial perturba los ecosistemas naturales estables y
facilita los contactos entre los animales portadores de virus patógenos y
el ser humano. Este fue el caso, por ejemplo, del arenavirus Guanarito,
descubierto en 1989 durante una epidemia en Venezuela. Los 15 primeros
casos pertenecian a la misma comunidad rural que había emprendido el
clareode una zona forestal en el centro del pais. Desde entonces, se han
diagnosticado más de 100 casos en la misma región. El reservo rio es un
roedor, Sigmodon alstoni. Cuando los campesinos emprendieron el clareo del
bosque, levantaron polvo infectado por la orina o los excrementos secos.
El contagio tuvo lugar por vía respiratoria. Se trata de uno de los modos
de transmisión más frecuentes de estos virus.
Otro
arenavirus, el Sabia, sólo tiene en su haber una víctima por infección
natural, una mujer ingeniero agrícola del estado de Sao Paulo, pero no se
ha identificado todavia con precisión el lugar donde se produjo el
contagio. Existe el riesgo de aparición de un brote epidémico si las
actividades agricolas inducen el con tacto de los habitantes del estado de
Sao Paulo con los roedores vectores. Es probable la existencia de otros
casos que no se hayan diagnosticado.
Desde hace
tiempo se conocen otros arenavirus responsables de fiebres hemorrágicas,
por ejemplo, el virus Junin, identificado en 1958. La enfermedad de la que
es responsable, la fiebre hemorrágica de Argentina, apareció a finales de
los años cuarenta en la región de la pampa, al este de Buenos Aires. El
cultivo de grandes superficies de maíz favoreció la multiplicación de los
roedores que sirven de reservorio de este virus, Callomys musculinus y
Callomys laucha, en detrimento de otros roedores, y ha multiplicado los
contactos entre aquéllos y los campesinos. Casi todos los casos eran
varones adultos, contagiados porque habían inhalado el polvo contaminado
por las excretas de los roedores cuando cortaban a mano las mazorcas de
maíz. Hoy, la mecanización ha colocado en primera línea a los conductores
de las máquinas agrícolas. Además de las suspensiones de polvo, las
segadoras crean un aerosol de la sangre infecciosa cuando aplastan a los
roedores.
El segundo
arenavirus responsable de una fiebre hemorrágica en América del Sur, el
Machupo, apareció en Bolivia en 1952, cuando la revolución empujó al este
del país, hasta los márgenes de la selva amazónica, a las poblaciones que
vivían en la llanura del Beni; allí desarrollaron una agricultura de
subsistencia en la linde de la selva. El roedor reservorio del virus,
Callomyus callosus, es más antropófilo que su pariente de Argentina y
penetra en las casas. La lucha contra los roedores permitió acabar con los
contagios humanos desde 1974. Sin embargo, después de un silencio de 20
años este virus se ha manifestado de nuevo, en el mismo sitio: siete
personas de una familia lo contrajeron en el verano de 1994.
LOS ROEDORES son a menudo los reservorios de los virus
de las fiebres hemorrígicas. Transportan los virus sin enfermar. El hombre
entra en contacto con aninnales contaminados durante operaciones de
deforestación (a), en períodos de humedad no habitual, durante los cuales
ciertos roedores que se alimentan de piñones empiezan a proliferar (b),
durante los trabajos agrícolas (c) o de restauración de casas abandonadas
(d). Mientras trabajan, los hombres levantan polvo infectado con orina o
excrementos que contienen virus. El contagio tiene lugar por vía
respiratoria.
Transmisión
por mosquitos
La explotación
de la naturaleza se paga cara en moneda de contagio. Además de la
deforestación y los cultivos de los terrenos donde los roedores vectores
son endémicos, otra perturbación ecológica provoca la aparición de nuevos
virus: la construcción de embalses y la exten sión de los perímetros
irrigados. En efecto, si ciertos Bunyaviridae son transportados por
roedores, otros lo son por mosquitos. La construcción de embalses favorece
la pululación de mosquitos y crea concentraciones humanas y de animales. A
la conjunción de estos dos factores se atribuye el origen de dos epidemias
de fiebre del valle del Rift ocurridas en Africa: una en 1977 en Egipto y
otra en 1987 en Mauritania.
El flebovirus
responsable se ha venido aislando desde 1931: transmitido por los
mosquitos, ha sido el causante de una epizootia entre los pequeños
rumiantes. Más tarde, este virus de la fiebre del valle del Rift originó
varias epizootias en los ovinos, al este y al sur de Africa. La mayoría de
las personas infectadas eran ganaderos en contacto con animales enfermos o
muertos, pero la infección fue menor. La situación cambió de forma brusca
después de 1970: se han notificado varias muer tes. A raíz de la
construcción de la presa de Asuán, las pérdidas de ganado han sido
notables, se han in fectado 200.000 personas y muerto 600. Las autoridades
sanitarias tomaron conciencia entonces del riesgo de epidemia de fiebre
hemorrágica causada por el virus de la fiebre del valle del Rift y
transmitida por los mosquitos. De igual modo, en 1987 se produjo una
epidemia al poco de construirse la presa de Diama, en Mauritania: causó
224 víctimas.
Antes de estas
epidemias, los virus estarían presentes en los huevos de diversos
mosquitos (sobre todo Aedes). Las hembras transmiten, por vía
transovárica, el virus a sus huevos, que resisten la desecación de las
marismas. Cuando las lluvias son débiles, el número de vectores es
limitado. Por el contrario, cuando se eleva la pluviosidad, o durante los
trabajos de irrigación, los mosquitos pululan, transmiten el virus al
ganado y al hombre, que se contagia igualmente por contacto directo con el
ganado. E1 ser humano no es siempre la causa de las modificaciones del
ambiente. La aparición del hantavirus Sin nombre en Estados Unidos, en
1993, se debió a la caída copiosa de lluvia y de nieve en la primavera de
ese año en la región montañosa y desértica de los estados de Nuevo México,
Nevada y Colorado. El resérvorio de Sin nombre es el ratón Peromyscus
maniculatus, que se alimenta de piñones: la excepcional hu medad ha
favorecido una producción abundante de piñones y la proliferación del
reservorio del virus Sin nom bre. La densidad de estos animales se ha
decuplicado entre 1992 y 1993 multiplicando los riesgos de contacto entre
los animales vectores y el ser humano. Dieciséis casos se identificaron en
el mes de mayo de 1993, que permitieron el reconocimiento de la enfermedad
y su agente causal.
Pero las
perturbaciones ecológicas no son tampoco las únicas responsables de la
aparición de nuevos virus. El desarrollo de la industria biológica
comporta riesgos: al preparar las vacunas a partir de células animales
contaminadas se puede transmitir un virus no identificado a las personas
vacunadas. Ocurrió con un cultivo de células de riñón de mono contaminado,
que permitió el descubrimiento de una nueva fiebre hemorrágica y de una
nueva familia de virus, los Filoviridae.
LOS INSECTOS son un vehículo potencial de los virus de
la fiebre hemorrágica del Rift. Las hembras de los mosquitos Aedes
transmiten el virus que llevan en sus huevos. En caso de sequía
(izquierda), los mosquitos se multiplican poco. Por el contrario, en caso
de lluvias abundantes (derecha) o de construcción de embalses, los
mosquitos pululan; infectan directamente al hombre o al ganado, que abunda
cerca de los embalses; este último transmite los virus a los
ganaderos.
Las
contaminaciones accidentales
Los
Filoviridae son los virus más largos que se conocen: de estructura
filiforme, miden unos 1500 nanómetros (una partícula vírica esférica, por
ejemplo de arenavirus, tiene un diá metro de 300 nanómetros). En 1967,
enfermaron en Marburgo 25 personas que preparaban cultivos celulares a,
partir de riñones de un mono Cercopithecus aethiops; siete de ellas
fallecieron. Se notificó a la vez otro caso en Frankfurt y otro en
Yugoslavia, en laboratorios donde se ha bían recibido monos procedentes de
Uganda. Los monos murieron igualmente de la enfermedad, pero las
investigaciones llevadas a cabo en el este africano no han permitido
descubrir el reservorio del virus. En Su dáfrica, Zimbabwe y Kenia se han
notificado cuatro casos de infección natural. Aunque se desconoce la vía
de contagio, se han indicado conta minaciones secundarias entre el
personal hospitalrio.
Existe riesgo
de infección en el medio hospitalario, sin que se conozcan siempre las
modalidades de transmisión. Se sabe de dos virus de las fiebres
hemorrágicas que han intervenido en epidemias hospitalarias: el de Lassa y
el Ebola. En enero de 1969, en Lassa (Nigeria), una religiosa celadora
cayó enferma en el hospital donde trabajaba. Evacuada a la ciudad vecina
de Jos, contagió antes de fallecer a otras dos religiosas, una de las
cuales murió. Un año después se declaró una epidemia en ese mismo
hospital. Una investigación retrospectiva demostró que 17 de las 25
personas contagiadas lo habían sido probablemente en la sala donde había
estado hospitalizada la primera enferma. En 1976, se declararon otras dos
epidemias de fiebre debidas a otro virus con una diferencia de dos meses,
al sur del Sudán y al norte de Zaire. El hospital ha desempeñado el papel
de amplificador en estas tres epidemias.
En Zaire, se
registraron, en torno al hospital de Yambuku, al borde del río Ebola, 318
casos y 280 personas murieron. Ochenta y cinco de ellas habían recibido
una inyección en dicho centro. Se sabe hoy que el primer caso fue un
maestro hospitalizado que se suponía afectado de paludismo: recibió, por
tanto, una inyección de quinina. Como el hospital sólo disponía de cinco
jeringas y, puesto que no se esterilizaban de un paciente a otro, la
epidemia se propagó. Ello ha permitido la identificación del nuevo virus,
denominado Ebola.
El virus
Marburg y el virus Ebola, reagrupados en la familia de los Filoviridae,
comparten idéntica peligrosidad y son de origen desconocido. Aunque
Marburg sólo ha infectado a algunas personas, Ebola ha sido, en mayo de
este año, el causante de una nueva epidemia en Zaire. En 1989, los
especialistas de estos virus del CDC se aterraron al observar que los
monos procedentes de las Filipinas, e instalados en un estabulario de
cuarentena en Reston (Virginia), morían infectados por un filovirus Ebola.
El virus se aisló también en otros estabularios que habían recibido mo nos
del mismo origen. No se registró, sin embargo, enfermo humano alguno
después de esta epidemia en el mono, lo que confirma que no todas las
cepas próximas revisten igual peligro.
La mejora
de los instrumentos diagnósticos
El desarrollo
de las herramientas virológicas es otra causa de aparición de nuevos
virus. En un comienzo, se creyó que el enfermo infectado por el arenavirus
Sabia padecía fiebre amarilla. Sólo se identificó el agente responsable al
enviarla muestra a un laboratorio equipado para el aislamiento de virus.
Se trata de un hecho excepcional, pues la mayoría de los virus aquí
mencionados circulan en zonas tropicales, cuyos hospitales suelen carecer
de los medios de diagnóstico apropiados y numerosas personas contagiadas
no acuden a los centros sanitarios.
La
identificación rápida del Sin nombre ha sido posible gracias a los
resultados acumulados durante varios años en el dominio de los hantavirus.
Desde 1983 se denominaenfer medad hemorrágica con síndrome renal a la
enfermedad producida por los hantavirus: ya estaba descrita en un tratado
de medicina china de una antiguedad de 1000 añ os. Los occidentales se
interesaron por esta en fermedad durante la guerra de Corea, cuando más de
2000 soldados de las Naciones Unidas la padecieron entre 1951 y 1953, con
una letalidad que alcanzó el diez por ciento. Pese a los esfuerzos de los
virólogos, el agente no se identificó hasta 1976 en los pulmones de su
principal reservorio en Corea, el ratón de campo Apode musagrarius. Fueron
necesarios aún otros cuatro años para aislar el virus, adaptarlo a un
cultivo celular (etapa indispensable para el estudio de un virus) y
preparar los reactivos que permitieran un diagnóstico serológico, su
nombre, Hantaan, le viene del río que separa Corea del norte de Corea del
sur. Este virus circula de Japón a Rusia; en los Balcanes existe otro
virus muy próximo y de similar agresividad.
En Europa se
da una forma más benigna de esta enfermedad. Se des cribió en Suecia, en
1934, como nefritis epidémica, pero el agente causante no se identificó
hasta 1980; se observó en los pulmones de un roedor, el campañol rojizo,
Clethrionomys glareolus. Aislado en 1983, en Finlan dia, el virus recibió
el nombre de un lago de ese pais, Puumala. Así pues, hace apenas algo más
de diez años que disponemos de los re activos necesarios para la
identificación de estas enfermedades. Gracias a tales reactivos y a una
técnica de investigación de los anticuerpos precoces, que son los
marcadores de una enfermedad reciente, los científicos del CDC se han
puesto rápidamente sobre la pista de los hantavirus. Sin embargo, la
presencia de anticuerpos específicos jamás es una prueba absoluta de
infección por el agente patógeno correspondiente: pueden existir
reacciones falso positivas sin relación con el agente, así como reacciones
cruzadas debidas a la presencia de fragmentos de antígenos comunes a
diversos virus de un mismo grupo. Una técnica más reciente, basada en la
multiplicación (amplificación) génica, que hace posible secuenciar
fragmentos de los genes después de haberlos reiterado, ha permitido
confirmar que los en fermos americanos estaban infectados por hantavirus:
la identificación del nuevo virus Sin nombre ha tardado sólo ocho
días.
Los
hantavirus en Francia
Francia
sufrió, en 1993, la epidemia más aguda de fiebre hemorrágica con sindrome
renal: se contaron 192 casos. [[questiondown]] Se trataba de una nueva
enfermedad? Durante la Primera Guerra Mundial, los casos de "nefritis
azoémica pura" notificados por el médico militar Ameuille eran,
probablemente, casos de fiebre hemorrágica con síndrome renal. El virus se
identificó en Francia, utilizando técnicas biológicas, en 1982. Desde 1977
hasta nuestros dias, se han identificado 513 casos de fiebre hemorrágica
con sindrome renal. Sin la menor duda, tres pacientes habían contraido la
infección fuera: Finlandia, Yugoslavia y Rusia. Entre los 510 casos
autóctonos, 505 infecciones por el virus Puumala habían tenido lugar en el
cuadrante nordoriental del pais; cinco se debian a un virus más próximo al
Hantaan que al Puumala: probablemente, el virus Seul, un hantavirus
cosmopolita y transmitido por las ratas. Estos casos se distribuyen por
brotes epidémicos, detectándose en general el número máximo en mayo, con
un segundo pico, quizás, en invierno.
Se observó
que, en el curso de esas epidemias, los lugares de contaminación se
repartían en cinco focos principales. El macizo boscoso de las Ardenas,
donde se diagnosticaron los primeros casos en 1977; un triángulo
comprendido entre los valles del Oise y del Marne, uno de cuyos vértices
estaba representado por París y la base por una linea que conecta
Saint-Quentin con Reims, donde el primer caso diagnosticado serológica
mente data de 1982, el Franco-Condado, con un foco principal situado a
caballo entre el Doubs y el Jura Ia Lorena, con un foco circunscrito a los
alrededores de Nancy; un dominio que engloba la Costa de Oro y el Marne,
donde los casos son más dispersos. No todas las zonas se in fectaron por
igual en el curso de diferentes epidemias, pero su superficie no se ha
extendido de una epidemia a la siguiente. Incluso cuando no hay epidemia,
se registran cada año algunos casos en la región situada entre el Oise y
el Marne, donde se han producido más del 15 por ciento de los casos en
cada brote epidémico. En las otras regiones, los episodios presentan una
periodicidad aparente de dos a tres años.
Los
reservorios de Puumala en Europa, el campañol rosado (Clethrionomys
glareolus) y el ratón de campo de cuello amarillo (Apodemus flavicollis),
amén de sedentarios, son animales silvestres que viven sólo de 12 a 18
meses. Su débil radio de acción alrededor de su territorio (entre 20 y 50
metros) explica que los focos epidémicos estén localizados. Viven en el
bosque frondoso, sobre todo de hayas y robles. Sin embargo, ciertas
contaminaciones tienen lugar en granjas, almacenes o casas deshabitadas,
lo que acusa a los roedores más antropófilos, como el ratón gris de campo
(Apodemus sylvaticus), que no duda en penetrar en los locales. El modo de
contagio más frecuente es, como en los casos que se acaban de mencionar,
la inhalación de polvo contarninado durante la manipulación de leña
recogida del bosque o de los montones apilados en la proximidad de las
casas, o durante la realización de trabajos en cobertizos, granjas, silos
o casas viejas. Estas actividades determinan que los varones se vean
afectados con más frecuencia que las mujeres. En la primera descripción de
la enfermedad que se hizo en Francia, se identificaba como "nefritis del
leñador". La proporción viene a ser de seis varones contagiados por cada
mujer, y la mayoría de las personas infectadas tiene entre 20 y 50 años.
Alrededor del 70 por ciento de los pacientes vive en el campo y el 28 por
ciento realiza una actividad agricola. Los niños suelen quedar
excluidos.
Aunque el
aumento regular del número de casos en cada epidemia podría evocar una
enfermedad emergente, quizá no refleja la situación real: en la zona
endémica, los médicos han pedido más exámenes biológi cos, y el número de
enfermedades diagnosticadas ha aumentado notablemente desde 1990. Además,
a partir de 1989 se ha refinado la sensibilidad de las pruebas: se ha
aislado ya una cepa autóctona de un enfermo. Los avances en los métodos de
detección no impidieron la agresividad de la epidemia de 1992-1993, que lo
fue también en las naciones vecinas de Bélgica, Alemania y los Paises
Bajos. Ello coincidió con un desmesurado crecimiento demográfico de todas
las especies de roedores, el más importante desde 1939. Habría sido una de
las consecuencias de un invierno clemente y de la abundancia de
alimento.
Los hantavirus
del noroeste europeo no se han cobrado victimas, a diferencia de los
hantavirus americanos o asiáticos. Al ser distinto el reservorio-vector,
no hay riesgo de que haya aparecido en Francia la cepa
americana.
FRANCIA ha sido el foco de varias epidemias de fiebres
hemorrágicas con sindrome renal (izquierda). Se deben sobre todo a
Puumala, un hantavirus. Aunque ciertos primos de Puumala son mortales, el
que reina en el noroeste de Europa es más benigno. El reservorio de
Puumala es el campañol rosado (derecha), habitante de los bosques
frondosos; se desplaza poco, razón por la cual las epidemias permanecen
bastante circunscritas. La zona 1 ha sido la más afectada, con 195
casos.
Constitución y mecanismos de acción
Los
Bunyaviridae, los Arenaviridae y los Filoviridae son todos virus ARN
monocatenarios negativos: el mensaje contenido en su genoma está
constituido por ribonucleótidos, en tanto que el genoma de los seres vivos
lo forma ADN, una concatenación de desoxirribonucleótidos. El ADN se
transcribe primero en ARN mensajero (ARN positivo), antes de traducirse en
proteínas. En los virus de ARN, éste o es positivo, como ocurre en el de
la poliomielitis, y se traduce directamente en proteínas viricas por la
maquinaria celular, o bien el ARN es negativo, y debe trascribirse primero
en otro ARN de polaridad po sitiva. Inversión de la polaridad de la que se
encargan enzimas específicas de estos virus, las ARN polimerasas. Ahora
bien, las ARN polimera sas, que garantizan la traducción de los ARN,
cometen más errores que las ADN polimerasas; y puesto que estos errores no
se corrigen, una célula infectada da origen a una población heterogénea de
virus. La existencia de estas "cuasiespecies" explica la rápida adaptación
de los virus a los cambios ambientales: al gunos se adaptan a los
huéspedes invertebrados, otros a los vertebrados, y desbaratan el sistema
inmunitario de su huésped; por último, pueden aparecer variantes
patógenas.
LOS BUNYAVIRIDAE Y LOS ARENAVIRIDAE tienen un ARN de
una sola hebra. En los Bunyaviridae el ARN está dividido en tres segmentos
(izquierda); el segmento largo cifra la ARN polimerasa, el mediano las
proteínas de la envuelta y el cuarto la nucleocápside (la envuelta que
protege el ARN). El ARN de los Arenaviridae está dividido en dos
segmentos; el largo cifra la ARN polimerasa y el corto la nucleo cápside,
cuando se lee en un sentido, y las proteinas de la cubierta, cuando se lee
en el opuesto. El tamaño de las partículas víricas de los Arenaviridae
(con un diámetro máximo de 300 nanómetros) típica de la familia a
Bunyaviridae.
Otra
caracteristica conocida de los Arenaviridae y los Bunyaviridae se refiere
a la segmentación de su genoma. Los Bunyaviridae tienen tres segmentos de
ARN protegidos por una nucleocápside: el más corto cifra la nucleocápside,
el mediano las proteínas de la cubierta y el más largo la ARN polimerasa.
Los Arenaviridae constan de dos segmentos de ARN: el más corto cifra la
nucleocápside cuando se lee en un sentido y las proteínas de la cubierta
cuando se lee en el opuesto; el segmento largo cifra la ARN polimerasa.
Cuando una misma célula se infecta por dos virus del mismo género, éstos
pueden combinarse, asociándose los segmentos de uno con los de otro para
originar nuevas cepas, las recombinantes. En el plano biológico, estos
virus presentan, asimismo, rasgos comunes: se observa siempre una
disminución del número de plaquetas, las principales células del sistema
de coagulación sanguínea. Sin embargo, esta disminución del número de
plaquetas, o trombocitopenia, no basta para explicar los signos
hemorrágicos. Aún conocemos mal el modo de acción de estos virus, por dos
razones. En primer lugar, la mayoría de los episodios irrumpen en paises
tropicales y, a menudo, en zonas rurales. Los hospitales disponen de pocos
medios de investigación que les permitan explorar las perturbaciones
biológicas responsables de las manifestaciones clínicas.
La segunda
razón es que algunos de esos virus son muy peligrosos y sólo pueden
manipularse en laborato rios que cumplan normas de seguridad muy
rigurosas. Existen muy pocos de ellos en el mundo y no todos disponen del
equipo necesario: si no acarrea graves riesgos la manipulación de tales
virus en las placas de cultivo, el peligro se agrava ante monos
infectados, porque quienes tratan con ellos se hallan expuestos a arañ
azos y mordeduras de animales enfermos, y, por ende, al contagio.
Finalmente, esos virus, a veces mortales para el hombre, no pueden
estudiarse en los animales de laboratorio habituales, es decir los
roedores, pues estos últimos son reservorios naturales de los arenavirus y
los hantavirus.
Se pueden
emitir hipótesis, sin embargo, sobre su modo de acción, distinguiendo dos
grupos de virus, los que destruyen las células y los que perturban el
sistema inmunitario de las células infectadas.
Entre los
primeros, los virus citolíticos, se clasifican los virus de la fiebre de
Crimea-Congo, el virus de la fiebre del valle del Rift, los dos filovirus
Marburg y Ebola y el antepasado del virus causante de las fiebres
hemorrágicas, el Amaril, responsable de la fiebre amarilla. Su duración de
incubación suele ser corta, a menudo menos de una semana. Los casos graves
se dan cuando interesan diversos órganos, en particular el hígado. La
destrucción masiva de hepatocitos complica la sintesis de los factores de
la coagulación, normalmente asegurada por estas células, lo que explica en
parte los fenó menos hemorrágicos. Por otro lado, la presencia del virus
modifica la superficie del endotelio vascular e induce, asi, la agregación
alli de las plaquetas, de modo que la coagulación intravascular consume
los factores de la coagulación. Además, se disgregan las células del
endotelio vascular, lo que se pone de manifiesto por la aparición de
hemorragias o por la fuga plasmática, responsable del desarrollo de edemas
o de hipotensión grave.
Los arenavirus
actúan de otra forma. La duración de su incubación es más larga y, si bien
invaden la mayor parte de los tejidos, no suelen dañarlos; en cambio,
inhiben el sistema inmunitario, lo que se traduce en una aparición tardia
de anticuerpos, a veces un mes después de los primeros signos clinicos.
Los arenavirus disminuyen poco el número de plaquetas, pero las inactivan,
y las afecciones neurológicas son frecuentes. En lo que respecta a los
hantavirus, tampoco destruyen las células; tienen una duración de
incubación larga, comprendida entre 12 y 21 dias. La mayoría de los virus
de este género provocan lesiones renales, aun cuando el virus responsable
de la epidemia ocurrida en 1993 en Nuevo México se caracterizó por una
afección pulmonar; sin embargo, unos y otros atacan las células
endoteliales de la pared de los capilares, ya se trate de capilares
renales o pulmonares. Los virus Hantaan, Seul y Puumala invaden las
células de las paredes de los capilares renales, lo que se traduce en un
edema y una reacción inflamatoria transitoria responsables de una
insuficiencia renal; Sin nombre actúa sobre todo en los capilares
pulmonares y acarrea la muerte por edema pulmonar agudo.
Lucha y
prevención
Los métodos de
prevención contra estos virus son todavia limitados, por diversas razones:
se trata en general de zoonosis, es decir, de enfermedades de animales
transmisibles al ser humano, y capaces de producir epidemias. Es dificil,
si no imposible, dominar las poblaciones de vectores y las de reservorios
naturales, asi como prever las modificaciones ecológicas que favorecen las
epizootias. En el curso de la epidemia de Lassa y de Machupo, resultó
eficaz la lucha contra los roedores vectores, pero, en general, no se
pueden extender los métodos de erradicación a zonas rurales durante largos
periodos.
Aparte de
emprender acciones en el medio natural, han de tomarse precauciones en los
laboratorios y en el medio hospitalario. En el laboratorio, los virus
responsables de las fiebres hemorrágicas, identificados o no, deben
manipularse siguiendo las condiciones de confinamiento máximo. Hablamos de
un nivel de confinamiento P4, es decir: que la presión del laboratorio sea
ligeramente baja al objeto de que ninguna partícula potencialmente
infecciosa se escape; y que los virus estén confinados en recintos
estancos, donde la presión sea aún inferior a la reinante en el
laboratorio. En el ámbito hospitalario, el riesgo de contagio de los
internos con sangre o excretas de un paciente infectado es elevado para
ciertos virus, y deben cumplirse a rajatabla diversas precauciones: el
personal hospitalario debe llevar mascarilla, guantes y batas protectoras,
y la orina y heces de los enfermos deben ser descontaminadas. El
aislamiento en la cámara en depresión es una medida de seguridad suple
mentaria.
Además de las
medidas de prevención que bastan en general para evitar la propagación de
una epidemia, se dispone de dos vacunas: una contra la fiebre amarilla en
humanos y otra contra el virus Pift para los animales. Una vacuna
destinada a proteger al ser humano contra el virus Junin está en fase de
experimentación a gran escala en Argentina. Por último, un medicamento
antivirico, la ribavirina, se ha revelado eficaz, en China, en el
transcurso de una epidemia causada por un hantavirus. Desde la aparición
del virus de la inmunodeficiencia humana, el surgimiento de nuevos virus
inquieta a la población, que, tras el descubrimiento de la penicilina,
creíase al abrigo de las grandes epidemias.
CELULAS DE RIÑON DE MONO. Se han utilizado para
detectar la presencia de un hantavirus en un paciente: primero se infectan
artifcialmente las células de mono con hantavirus; si el paciente está
contagiado por el mismo hantavirus, su sangre contendrá anticuerpos, que
se aglutinan sobre las células de mono presentadoras de los antígenos
hantaviricos. Un método de coloración por fiuoresceína
revela si la aglutinación ha tenido lugar, es decir, si el paciente está
infectado por un hantavirus. Una de las células (en verde, en el medio)
contiene numerosos granos verdes, acumulaciones intracitoplasmáticas de
proteínas víricas.
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
HANTAVIRUS EPIDEMIC IN EUROPE. B. Le Guenno, M. A. Camprasse, J. C.
Guilbaut y cols., en The Lancet, vol. 343, páginas 114-115,
1993.
NEW ARENAVIRUS ISOLATED IN BRAZIL. Te rezinha Lisieux y cols., en
The Lancet, n.deg. 343,páginas. 391-392,1994.
FILOVIRUSES AS EMERGING PATHOGENS. C. J. Peters y cols., en
Virology, vol. 5, páginas 147-154, 1994.
Práctica interactiva sobre el artículo: Art01
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servidor donde está la base de datos con las contestaciones
correctas. La corrección tarda unos segundos (más en horas punta).
Finalmente recibirá una contestacion de las preguntas acertadas y
falladas. |
1.- Los virus llamados
nuevos:
2.- La familia de los Filoviridae: 1=Es una familia de virus
configurada hace poco 2=Junto a las familias de los Arenaviridae y los
Bunyaviridae forman las tres familias a las que pertenecen los nuevos
virus aparecidos en el curso de los últimos cinco años 4=El mecanismo de
transmisión de los Filoviridae es por roedores. Solución :
3.- La fiebre amarilla:
4.- El virus Ebola :
5.- El arenavirus Guanarito, descubierto en 1989 durante una
epidemia en Venezuela:
6.- En las fiebres hemorrágicas:
7.- En la fiebre hemorrágica del valle del Rift:
8.- Existe riesgo de infección con estos virus “nuevos” en el medio
hospitalario: 1=En Zaire, se registraron, en torno al hospital de Yambuku,
al borde del río Ebola, 318 casos de los que 280 personas murieron. 2= Se
sabe hoy que el primer caso de Ebola fue un maestro hospitalizado que se
suponía afectado de paludismo: recibió, por tanto, una inyección de
quinina. Como el hospital sólo disponía de cinco jeringas y, puesto que no
se esterilizaban de un paciente a otro, la epidemia se propagó. 4=Otro
virus productor de fiebre hemorrágica que ha intervenido en epidemias
hospitalarias es el de Marburg . Solución:
9.- La aparición del hantavirus Sin nombre en Estados Unidos, en
1993: 1= Se debió a la caída copiosa de lluvia y de nieve en la primavera
de ese año en la región montañosa y desértica de los estados de Nuevo
México, Nevada y Colorado 2=El resérvorio de Sin nombre es el ratón
Peromyscus maniculatus, que se alimenta de piñones: la excepcional hu
medad de esa primavera favoreció una producción abundante de piñones y la
proliferación del reservorio del virus Sin nombre. La densidad de estos
animales se multiplicó por diez entre 1992 y 1993 multiplicando los
riesgos de contacto entre los animales vectores y el ser humano.
solución:
10.- El virus de Marburg (que aparece en 1967, al enfermar en
Marburgo 25 personas que preparaban cultivos celulares a, partir de
riñones de un mono Cercopithecus aethiops; siete de ellas fallecieron)
:
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