LOS VIRUS
INTRODUCCIÓN |CARACTERÍSTICAS
GENERALES |NATURALEZA DE LOS VIRUS |Bibliografía
Los estudios epidemiológicos muestran que las infecciones virales en los
países desarrollados son la causa más común de enfermedades agudas que no
requieren hospitalización. En los países en desarrollo, las enfermedades virales
causan un número importante en la mortalidad e incapacidades permanentes,
especialmente entre los niños. Las enfermedades virales emergentes tales como
aquellas debidas al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), virus del ébola
y hantavirus, aparecen regularmente. Ahora que los antibióticos controlan
efectivamente la mayoría de las infecciones bacterianas, las infecciones virales
proponen un tratamiento relativamente más grande y menos controlado para la
salud humana. Algunos datos sugieren que una amplia gama de enfermedades virales
establecidas pronto deben expandirse para incluirlas dentro de las enfermedades
humanas graves tales como la diabetes mellitus tipo I o diabetes juvenil,
artritis reumatoidea, varios desórdenes neurológicos e inmunológicos y algunos
tumores.
Los virus están ampliamente distribuidos en la naturaleza afectando a los
organismos de los reinos animal y vegetal, protistas y hongos. Incapaces de vida
independiente han sido aislados de plantas superiores, algas, hongos, bacterias,
protozoarios, invertebrados, anfibios, reptiles, peces, aves y mamíferos. Debido
a su capacidad de producir enfermedad son causa de epidemias severas en el
hombre y/o en los animales ocasionando graves problemas de salud pública y
cuantiosas pérdidas económicas cuando afectan al ganado o a las plantas que se
utilizan como alimentos.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
| Estructura: Los virus son una clase de agentes infecciosos a los que
se distinguió ordinariamente por su tamaño pequeño y por su parasitismo
intracelular obligado. Pero la propiedad distintiva de los virus es su
organización estructural y composición genómica simple, aunque presentan formas y
tamaños muy variados. |
Esencialmente, la estructura de los virus está conformada por la integración
de dos tipos de macromoléculas: ácido nucleico y proteínas, las que se organizan
espacialmente formando las partículas virales.
El ácido nucleico es la estructura química fundamental en la que reside la
continuidad genética de los virus. De acuerdo al postulado de Lwof únicamente
serán considerados virus, aquellos agentes infecciosos cuya partícula elemental
contenga un sólo tipo de ácido nucleico, pudiendo ser del tipo ARN o ADN. Hay
que destacar que los únicos organismos existentes en la naturaleza cuyo genoma
está formado sólo de ARN son los virus.
No se ha podido demostrar que una partícula viral pueda, por sí sola, tomar,
utilizar o almacenar energía química mediante fenómenos compatibles con la
respiración ni tampoco sintetizar proteínas. Resulta evidente entonces que la
estructura simple de los virus determina que para su multiplicación sean
absolutamente dependientes de un huésped, de ahí surge su parasitismo
absoluto.
Como se dijo anteriormente, el tamaño de los virus es muy pequeño, pues en
general no son visibles al microscopio ordinario y pasan a través de los filtros
que retienen el paso de las bacterias. Mientras que las bacterias se miden en
micras (µ) o micrómetros (µm), los virus se miden en milimicras (mµ) o
nanómetros (nm), que son unidades mil veces menores, y en Angstroms (Ǻ), que son
diez mil veces menores.
| Forma de replicación: en una célula infectada se sintetiza una gran
cantidad de moléculas nuevas del ácido nucleico genómico que la infectó, en
función de la capacidad informacional del genoma que entró en la misma. Este es el
principio por el cual los virus aseguran su continuidad genética. El otro
componente fundamental de los virus son las proteínas estructurales y
funcionales. Estas se sintetizan dentro de la célula infectada bajo la
codificación genética del virus pero usando la maquinaria celular, produciendo
de cada proteína una gran cantidad de unidades. El armado de un virus resulta de
la asociación de las proteínas estructurales con las nuevas moléculas de ácido
nucleico viral, que como hemos dicho, las hay también en cantidad considerable. |
| Su parasitismo: el parasitismo de los virus se ejerce a nivel
genético; el genoma viral dentro de la célula transforma la capacidad potencial
de información que tiene el virión, en activar la función bioquímica, utilizando
la energía; los caminos metabólicos y fundamentalmente el aparato de síntesis de
proteínas que posee la célula de forma de producir réplicas de sus elementos
constitutivos. |
NATURALEZA DE LOS VIRUS
Son macromoléculas inertes en el medio externo y agentes activos dentro de la célula, donde comandan el genoma del huésped en
su beneficio. En esto reside su individualidad.
Debido a que el virus debe crecer dentro de la célula huésped, ambos (virus y
célula huésped) deben verse juntos en cualquier consideración de patogénesis,
epidemiología, defensas del huésped o tratamiento. La asociación bilateral entre
el virus y su huésped impone condiciones específicas para la patogénesis. Por
ejemplo, los rinovirus requieren una temperatura que no sobrepase los 34ºC ;
este requerimiento restringe su crecimiento a sólo aquellas células que se
encuentran en la capa externa fría de la mucosa nasal, por lo tanto previenen la
difusión a las células más profundas donde las temperaturas son más altas.
La ubicación intracelular del virus a menudo lo protege contra algunos de los
mecanismos inmunes del huésped, pero a su vez, esta localización lo convierte en
vulnerable debido a su dependencia con respecto a la maquinaria sintética de la
célula huésped, la cual puede ser alterada incluso por sutiles cambios físicos y
químicos producidos por una infección viral (fiebre, inflamación, alteraciones
circulatorias y el interferón).
Los virus son blancos difíciles para la quimioterapia ya que ellos se
replican solamente dentro de una célula huésped, utilizando principalmente
muchos de los procesos biosintéticos de la célula. Esta similitud en los
procesos usados hace muy difícil encontrar agentes antivirales suficientemente
específicos para ejercer un efecto más grande tanto en la replicación viral de
las células infectadas como en sus funciones sin afectar a las células
huéspedes. Sin embargo, cada virus debe tener algún paso específico de la
replicación que puede usarse como blanco para una alta selectividad, dirigidos
cuidadosamente a agentes quimioterápicos. Por lo tanto, el uso adecuado de tales
drogas requiere un conocimiento completo de los blancos apropiados, basados en
un diagnóstico correcto y un entendimiento preciso de los mecanismos
replicativos para contrarrestar a los virus.
El conocimiento de los mecanismos patogénicos por los cuales los virus
entran, se reproducen y existen en el cuerpo es crítico para un diagnóstico y un
tratamiento correcto de la enfermedad y para la prevención de su desarrollo en
el medio. El tratamiento efectivo con anticuerpos que contienen inmunoglobulinas
requiere que se conozca cuando un virus es susceptible al anticuerpo (por
ejemplo, durante una viremia) y cuándo los virus llegan a los órganos blancos
donde los anticuerpos son menos efectivos. Muchas vacunas exitosas se han basado
en el conocimiento de la patogénesis y la defensa inmune. Consideraciones
comparables gobiernan el tratamiento con el interferón.
Claramente, las infecciones virales están entre los problemas más difíciles y
de mayor demanda que los médicos deben aclarar. Desafortunadamente, algunos de
estos problemas carecen aún de soluciones satisfactorias, no obstante se han
producido tremendos progresos durante las últimas décadas. Muchos aspectos de la
Microbiología Médica se conocen ahora, otros están siendo clarificados
gradualmente, y muchos aún están oscuros. El conocimiento de las propiedades de
los virus y la relación que ellos establecen con su huésped es crucial para la
investigación exitosa y el tratamiento clínico de sus procesos patológicos.
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Basualdo Juan A.; Coto, Celia; de Torres Ramón
A.(1996). Microbiología Biomédica.
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